El complejo de la tos de las perreras, no es una sino un grupo de enfermedades respiratorias altamente contagiosas en perros. El nombre viene del hecho de que la infección tiende a extenderse rápidamente, sobre todo entre los perros de perreras o en los perros que han estado en lugares en los que un gran número de perros se congregan, como los parques. Varios virus y bacterias, solos o en combinación, pueden causar la enfermedad.
Los microorganismos más frecuentemente involucrados son el virus de la parainfluenza canina y la bacteria Bordetella bronchiseptica. A veces puede tratarse también de adenovirus canino, herpesvirus canino, virus de la disentería canina y micoplasmas.
Los microorganismos más frecuentemente involucrados son el virus de la parainfluenza canina y la bacteria Bordetella bronchiseptica. A veces puede tratarse también de adenovirus canino, herpesvirus canino, virus de la disentería canina y micoplasmas.
A, tos seca, dura y cavernosa es el signo característico de la traqueobronquitis de la tos de las perreras. La tos no es productiva (no produce moco) y, a menudo se acompaña de náuseas y arcadas. A excepción de la tos, muy escandalosa, el perro está perfectamente, tiene un buen apetito y una temperatura normal. En la mayoría de los casos, la tos de la perrera es una enfermedad leve. Con descanso y un medio ambiente libre de estrés, la mayoría de los perros adultos se recuperan completamente en 7 a 14 días. Mantener en calma perro acelerará la recuperación. La tos de las perreras puede complicarse con una neumonía bacteriana secundaria. Es más probable que ocurra en los perros con bronquitis, tráquea colapsada, o enfermedades que disminuyen su resistencia a las infecciones. En los cachorros o perros pequeños, la tos de las perreras puede acompañarse de congestión nasal. Estos cachorros requieren un cuidado frecuente para eliminar las secreciones espesas, mejorar la respiración y prevenir la neumonía. Si hay broncopneumonía, el animal tendrá fiebre fluctuante de bajo grado, pérdida de apetito y depresión, además de una tos productiva húmeda, secreción nasal, intolerancia al ejercicio, sibilancias y respiración rápida. Esta forma de tos de las perreras requiere hospitalización.
Tratamiento de la tos de las perreras
- Aislar al perro para prevenir la propagación de la enfermedad. El lugar donde se encuentre debe ser cálido y seco, y bien ventilado. La humidificación es beneficiosa. Alternativamente, tener al perro en el cuarto de baño mientras te duchas puede ayudar.
- El ejercicio diario moderado es beneficioso en la medida en que ayuda al drenaje de los bronquios. Los esfuerzos deben ser evitados.
- Los antibióticos se utilizan de forma rutinaria para tratar la tos de las perreras. Los fármacos de elección son las tetraciclinas y la sulfamida trimetroprim. Los antibióticos se aministran durante 7 a 10 días.
- La tos excesiva se controla con supresores de la tos (antitusígenos).
- Los perros con traqueobronquitis o neumonía grave deben ser hospitalizados y someterse a un tratamiento intensivo con antibióticos y medicamentos intramusculares o intravenosos que dilaten las vías respiratorias.
Prevención de la tos de las perreras
La vacuna intranasal Bordetella es útil para prevenir la tos de las perreras, pero puede tener que ser administrada dos veces al año. La vacuna frente al virus de la Parainfluenza se incorpora en la del moquillo y sarampión. La primera dosis se administra a las 8 y 12 semanas de edad y la segunda a las 16 semanas. La vacuna de la parainfluenza inyectable protege a los perros, pero no elimina el virus de las secreciones nasales. Eso significa que los perros vacunados pueden transmitir la infección. La vacuna intranasal protege contra la enfermedad y la infección, por lo que eliminan la posibilidad de transmitir la enfermedad a otros perros.