Lo que debes saber de la displasia de cadera en el perro


La displasia de la articulación de la cadera en el perro  fue la primera enfermedad en ser descrita dentro del grupo de las patologías articulares y del desarrollo óseo y por tanto, es una de las más estudiadas en veterinaria canina. En un principio se pensó que sólo afectaba a razas grandes pero actualmente se sabe que se da en razas pequeñas, medianas, grandes y gigantes. La causa del desarrollo anormal de la articulación de la cadera parece deberse a un retraso del desarrollo de la masa muscular unido a un crecimiento demasidado rápido del esqueleto. 



La subluxación de la cabeza del fémur (salida parcial de la cabeza del fémur de sus sitio) se produce en una fase temprana, cuando los componentes de la articulación todavía son cartilaginosos y por tanto blandos y maleables. Ello desemboca en una deformación del acetábulo (la depresión del hueso donde se aloja la cabeza del fémur) y deformación también de la cabeza y el cuello del fémur, lo que lleva al desarrollo de una artrois dolorosa. 
El curso de la enfermedad en cada animal está influenciado por la tasa de crecimiento, el peso corporal , el grado de actividad del perro, así como algunos otros factores.



La displasia de cadera puede considerarse el resultado de un duelo entre el aumento de peso del perro y el proceso de maduración de cartílago a hueso. Aquel que acabe antes, gana, y si gana el peso del perro, aparece la displasia. Si el cartílago puede convertirse en hueso formando una articulación de la cadera normal antes de que actúe un estrés anormal sobre ella, la displasia se puede evitar. 

¿Cuántos perros presentan displasia de cadera?

El 42% de todos los perros de razas puras siguen presentando afección de esta enfermedad a pesar de los programas de control que se han instaurado en los últimos 30 años. Si observamos los datos, entre 1976 y 1988, podemos observar que la incidencia de la DC en el pastor Alemán ha pasado de ser un 35% a un 21%, en el Rottweiler ha disminuido de un 36% a un 18% y de un 25% a un 15% en el Labrador Retriever. En cambio en el San Bernardo, ha permanecido constante en un 60% a lo largo de todo ese periodo. Este elevado porcentaje se ha mantenido a pesar de un programa de control radiográfico continuo que se ha seguido con estos perros.

¿Cómo detectar la displasia de cadera en el perro?

Lo importante es saber que no todos los perros displásicos presentan cojera o dolor pero sí todos pueden ser diagnosticados con las técnicas de examen físico y radiográfico adecuadas.


El diagnóstico de la displasia de cadera se basa en:

1. La anamnesis realizada al propietario incluyendo la presencia de alteraciones en la forma de andar del perro (marcha), patrones de comportamiento inusuales y percepción del dolor en las articulaciones de la cadera


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Un Labrador Retriever de pie con las patas traseras muy juntas para compensar las caderas débiles causadas ​​por una alteración de la marcha de la displasia de cadera.


2. El examen físico
3. El examen radiológico
La existencia de una enfermedad en la articulación de la cadera puede deducirse de la anamnesis mientras que la laxitud de la articulación y/o artrosis solo pueden detectarse tras el examen físico o radiológico.



El signo clínico más importante, que se detecta en una edad muy temprana, es la laxitud de la articulación. Más tarde, se desarrolla una artrosis secundaria. Los signos clínicos solo pueden describirse hablando en términos generales ya que varían mucho dependiendo del animal y con frecuencia pueden estar completamente ausentes durante toda la vida en un gran número de animales afectados por esta enfermedad. Como muchos perros no presentan síntomas que el dueño reconozca como signos de enfermedad, muchos perros no llegan a ser sometidos a un examen físico por el veterinario. Los síntomas varían mucho también en función de la edad.

El examen radiográfico de las articulaciones de la cadera ha sido históricamente el método de elección para valorar el estado de las mismas. Se sabe que el diagnóstico radiográfico tiene menos valor en el cachorro y en el perro pre-adolescente debido a que los huesos no están completamente osificados. En los perros jóvenes (menos de 6 meses), las radiografías tienen mayor valor diagnóstico.

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Radiografía de una cadera de perro normal. Las cabezas del fémur están bien encajadas en los acetábulos.



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Displasia bilateral en un cachorro Labrador Retriever. La cadera izquierda (colocada en el lado derecho en la radiografía) está más salida del acetábulo, que la cadera derecha. Radiografía tomada por Joel Mills el 26 de mayo de 2006.



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Línea de Morgan (flecha), en un perro con displasia. Aparece en las primeras fases de la artrosis, como un refuerzo de la inserción de la cabeza en el cuello del fémur, a consecuencia del exceso de peso.
Para evaluar radiográficamente la displasia de cadera, se utilizan diferentes posiciones del animal. Si se utilizan de manera consecuente se pueden evitar conclusiones erróneas a la hora de interpretar las radiografías. Los pacientes pueden examinarse despiertos, sedados o anestesiados dependiendo del carácter del animal y de las preferencias del clínico. 

Fases clínicas de la displasia de cadera en el perro



1. Fase de cachorro

               a. Alteraciones de la marcha

  • 1. sin dolor
  • 2. con dolor
                b. Marcha clínicamente normal

2. Síndrome pre-adolescente

              a. Articulación con dolor agudo
              b. Inestabilidad articular

3. Perro joven

              a. Articulación con dolor
               b. Inestabilidad articular

4. Perro adulto joven

            a. Enfermedad articular

  • artrosis
  • inestabilidad articular
             b. Mucho menos dolor en la articulación

5. Perro adulto más viejo con artrosis

  • a. Marcha alterada para compensar la artrosis
  • b. Dolor crónico en la articulación

Para más información, puedes leer el artículo científico:

Displasia de cadera en el perro. Estado actúal.


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