¿Cómo darle medicamentos a tu perro?
Todos los dueños de perros o gatos deberían estar capacitados sobre la correcta administración de medicamentos a su animal. Así podrán poner en ejercicio los cuidados recomendados por el veterinarios o enfrentar una situación crítica de la mejor manera posible. Aquí enumeramos algunos consejos para estar preparados.
Comprimidos (cápsulas) y líquidos.
La administración de comprimidos, píldoras o cápsulas gelatinosas -muy frecuentes éstas últimas- no siempre es fácil, dependerá de lo disciplinado que sea su animal por lo que no siempre es recomendado éste método. Para abrir la boca de su mascota, la persona diestra usará el pulgar de su mano izquierda por detrás del colmillo superior. Con la mano derecha retendrá fuertemente la mandíbula inferior y con esta misma mano, en un gesto rápido, depositará el medicamento en el fondo de la boca, en la base de la lengua, evitando que no resbale a los costados de esta ya que esto provocaría en la mascota un reflejo de masticación y luego rechazo. Para que el animal trague, no se le debe mantener la cabeza en posición vertical ya que si lo observamos al comer o al beber, notaremos que este mantiene el cuello inclinado hacia abajo.La administración de líquidos es más sencilla ya que no hace falta abrirle la boca al animal sino que con solo inclinar hacia arriba levemente la cabeza y luego levantarle el labio superior al nivel de la comisura, se deja caer el líquido en su boca. El medicamento puede ponerse es una cuchara que también servirá de unidad de medida, en una jeringa -sin aguja obviamente- o en un gotero.
Supositorios.
Estos son muy poco frecuentes en medicina animal porque a menudo son rechazados. Para estimular la defecación o tratar una infección localizada en la parte terminal del intestino grueso, se suelen usar las lavativas.Pero si necesariamente el veterinario receta supositorios, lo más conveniente es administrarlo por la noche, luego del paseo nocturno, o sea, luego de la última deposición. Se recomienda usar un guante para introducir el supositorio lo más lejos posible en el recto y mantener el dedo en el ano hasta que los esfuerzos por expulsarlo hayan concluido.
Inyecciones.
Ciertos medicamentos sólo se administran inyectándolos, o sea por vía parenteral. Dicho ésto, ahora podemos decir que tal inyección puede ser bajo la piel (subcutánea), en la piel (intradérmica), en un músculo (intramuscular) o en una vena (intravenosa). Sólo explicaremos las primeras -subcutáneas- ya que son las únicas que se pueden administrar incluso por manos inexpertas.El tejido subcutáneo del perro o gato es muy flojo por lo que se le puede aplicar fácilmente el medicamento. Para ello, primero se debe limpiar muy bien con alcohol o cualquier otro desinfectante, la zona de inyección. Después se levantará un triángulo en la piel y se aplicará la inyección procurando no atravesar ambos lados. Por último, se inyectará despacio. Se aconseja utilizar agujas cortas (2,5 cm) de grueso calibre (0,8 a 0,9 cm).
Gotas y cremas.
En algunas oportunidades tendremos que aplicar gotas o pomadas en nariz u orejas u ojos o piel, etc.La aplicación en la nariz se hace fácilmente colocando el hocico en vertical; hay que tener en cuente los estornudos y por lo tanto aplicar una cantidad suficiente de gotas porque siempre algo es eliminado.
Las aplicaciones en las orejas es de lo más frecuente. Luego de una minuciosa limpieza, se aplican las gota en la parte vertical del conducto auditivo y mediante un masaje en la base de la oreja, se asegura la correcta distribución y penetración del medicamento. También aquí hay que tener en cuenta que el animal, luego de la colocación del medicamento, sacudirá enérgicamente la cabeza, eliminando así parte del remedio.
Para curar los afecciones en los ojos, el veterinario puede considerar necesario recetar la aplicación de alguna pomada oftálmica o de colirio (gotas). Este se utilizará cuatro cinco veces por día ya que son rápidamente eliminados por vía lacrimal. Los colirios son medicamentos exclusivos para los ojos y nunca deben de utilizarse sin la orden del veterinario, pues en determinadas circunstancias ciertas sustancias resultan tóxicas. Este es el caso de anestésicos locales recetados únicamente en casos de ulceración de la córnea.